Sierra Nevada


DESCRIPCIÓN GENERAL

COMUNIDADES VEGETALES

FAUNA

ITINERARIO

RECOMENDACIONES

 

 

 

 

 

DESCRIPCIÓN GENERAL

 

La comarca de la Alta Alpujarra almeriense muestra singular interés desde diversos puntos de vista: paisajístico, botánico y antropológico. Emplazada en la vertiente sur del macizo de Sierra Nevada, se extiende por los términos municipales de Bayárcal, Paterna del Río y Laujar de Andarax, a una hora de la capital.

Se llega a este espacio a través de la carretera comarcal de Laujar de Andarax a Jeres del Marquesado; también se puede acceder desde la provincia de Granada, por la carretera comarcal de Laroles a Bayárcal.

Los únicos núcleos de población existentes en el espacio son: Bayárcal con 600 habitantes, a 1.250 metros de altitud, que celebra sus fiestas patronales del 3 al 4 de diciembre, en honor de San Francisco Javier; Paterna del Río, con 992 habitantes, a 1.200 metros de altitud y fiestas dedicadas a la Virgen de los Remedios, en el segundo domingo de mayo; y Laujar de Andarax, con 2.000 habitantes, a 980 metros de altitud y a 72 kilómetros de la capital, que posee un rico patrimonio artístico, con su iglesia parroquial de estilo mudéjar y un espléndido retablo barroco. Es centro de la comarca vitivinícola, siendo sus caldos muy apreciados.

Una de las fuentes de riqueza del espacio es la que se deriva de los aprovechamientos forestales (maderas resinas, etc.) seguido de la obtención de aceites esenciales y la ganadería con una cabaña superior a las 1.000 cabezas. Existen otros recursos de singular interés como son el cinegético con caza mayor (Capra hispánica y jabalí) y el piscícola, en los tres ríos que cruzan el espacio (Bayárcal, Paterna, Andarax).

El clima participa de un invierno de bajas temperaturas suavizado por su orientación meridional (solana), con la aparición persistente de la nieve y precipitaciones abundantes de más de 600 mm al año, concentradas en la época fría de octubre a mayo.

La geología configurada en su totalidad por materiales metamórficos, está integrada por dos complejos. Uno, más profundo, aflora en las áreas de mayor altura (Complejo Nevado -Filábride) con rocas en las que predominan los micasquistos negros, verdes, anfibolitas, gneises, mármoles, etc. y el otro, (Complejo Alpujárride) que se muestra a medía ladera, integrado por launas de una gama de colores desde el azul al violeta y calizas o dolomías que van desde el gris azulado al marrón.

El paisaje muestra una perfecta armonía entre los aprovechamientos agrícolas tradicionales y las diversas formaciones vegetales autóctonas. Enmarcada por el imponente macizo de Sierra Nevada, el agua es el elemento protagonista junto al colorido de las formaciones de caducifolias y la sobriedad del encinar mediterráneo. La catena altitudinal conduce desde el pastizal de alta montaña, pasando por los sabinares y los bosques de repoblación, hasta el encinar mediterráneo cruzado por los sotos fluviales.

Lo más relevante de la fauna alpujarreña es, sin duda, la Capra hispánica, apreciado trofeo de caza mayor, con un rebaño sedentario estimado en más de 160 cabezas que pastan en los borreguiles de la alta montaña.

 

COMUNIDADES VEGETALES

 

En las cuencas altas de los ríos alpujarreños (Andarax, Paterna, Bayárcal), los encinares ocuparon antiguamente laderas y vertientes comprendidas entre los 700 y 1.700 metros de altitud, constituyendo la formación vegetal más extendida y representativa. Pero, la necesidad de hacer bancales para uso agrícola, así como la roturación del monte para nuevo aprovechamientos de pastos de invierno y el carboneo, han hecho que la extensión del bosque de encinas se reduzca a las zonas más inaccesibles. El encinar, a veces mezclado con pinar de repoblación, ocupa una franja sinuosa de extensión variable entre las cotas de 1.000 y 1.500 metros, estando su limite superior marcado ecológicamente por los factores del macroclima, aunque su límite inferior- muy por encima del teórico- debe tener origen humano, al coincidir curiosamente con la línea de asentamiento de los tres pueblos alpujarreños – Laujar de Andarax, Paterna del Río y Bayárcal- que se sitúan entre los 950 y 1.250 metros. Al ascender, el encinar se transforma en chaparral, respuesta ecológica ante condiciones climáticas más adversas.

Por encima de los encinares no existieron en la Alpujarra Almeriense bosques autóctonos de coníferas, estando sustituidos por formaciones arbustivas rastreras de enebros (“Juníperus comunis”) sabinas (Juníperus sabina) y piornales (“Genista sp.”), capaces de resistir la gran intensidad que alcanzan los vientos por encima de los 2.000 metros en Sierra Nevada. Actualmente el “piso” de los sabinares y enebrales ha sido invadido por extensos pinares de repoblación (“Finus nigra” y Pinus sylvestris”) que ocupan miles de hectáreas de las vertientes situadas entre los 1.800 y 2.300 metros, constituyendo una de nuestras mayores reservas forestales, surcada horizontalmente por numerosas pistas de montaña.

Es posible que el bosque de frondosas, el robledal andaluz o melojar, muy condicionado por factores del microclima y situado teóricamente entre los 1.400 y los 1.800 metros, jamás haya ocupado los barrancos más umbríos de La Alpujarra Almeriense. En su lugar aparecen magníficos castañares (“Castanea sativa”) adaptados y naturalizados desde el siglo XVI en la comarca. La castaña constituye un aprovechamiento tradicional y los castañares se distribuyen en el entorno de los pueblos y ascienden, extendiéndose por las cabeceras más húmedas de arroyos y barrancos, constituyendo una referencia importante en el paisaje alpujarreño. La formación vegetal más inconfundible, y que el visitante considera más genuina del paisaje, son los bosques de galería que flanquean los innumerables cursos de agua. El chopo (“Populus alba”) y en menor medida el sauce (“Salix atrocínerea”), el olmo (“Ulmus minor”) y el almez (“Celtis australia”) constituyen los elementos básicos de esta formación vegetal que ocupa los sotos fluviales, cuya forma y color evolucionan a lo largo del año, caracterizando mejor que cualquier otra, el paisaje de La Alpujarra.

 

FAUNA

 

La riqueza faunística de Sierra Nevada es manifiesta. Destaca por su singularidad la Capra hispánica (“Capra ibex” pirenaica) que ocupa los borreguiles entre el Almirez y el puerto de la Ragua. Con más de 100 cabezas, los rebaños descienden por umbrías y solanas hasta los 1.500 metros, estando su caza controlada. El jabalí (“Sus acrofa”) especie de reciente introducción, invade encinares y chaparrales, constituyendo en ocasiones, un peligro para la agricultura de montaña, por lo que se hace necesario su ordenamiento cinegético. A las especies tradicionales de la caza menor (conejo, liebre, perdiz, paloma, etc.) debemos añadir, las grandes rapaces que nidifican en el área: buho real (“Hubo bubo”), águila perdicera (“Híeractus fasciatus”), águila real (“Aquila chrysactus”). Etc., situándose en la cumbre de la pirámide ecológica.

 

ITINERARIO

 

El itinerario que se propone discurre, en su mayor parte, a través de pistas forestales que por falta de señalización puede inducir a errores en el recorrido; de ahí que aconsejemos ir provistos de las hojas del mapa topográfico a escala 1:50.000 y automóvil “todo terreno”. Se accede desde el pueblo de Laujar de Andarax, iniciándose la visita en la Fuente Agria, situada a un kilómetro del pueblo de Paterna del Río. Constituye un bellísimo rincón donde el bosque caducifolio y la presencia de aguas permanentes, hacen lugar idóneo de esparcimiento, con posibilidades de cocinar y descansar, en la pequeña adecuación recreativa existente.

En el transcurso del itinerario, atravesamos los pueblos de Paterna del Río y Bayárcal, genuinos representantes de la Alta Alpujarra Almeriense, emplazados a más de 1.200 metros de altitud. A partir de aquí, se comienza el ascenso al puerto de La Ragua, a través de la margen izquierda del valle del río “Bayárcal”, barranco característico de La Alpujarra, por ser un elemento tipificado y distintivo del paisaje. Al mismo tiempo observamos los diferentes pisos bioclimáticos. Cuando coronamos el puerto de La Ragua (2.000 m.), junto a la fuente del “Agua”, tomamos un desvío a la derecha, pista forestal que nos conduce bordeando las cumbres de Sierra Nevada (Chullo, 2.606 m., Almirez, 2.585 m.), divisándose a lo largo de este trayecto (15 kms.) espléndidas panorámicas de Sierra Nevada, Sierra de Gádor, Sierra de Contraviesa y el Mediterráneo.

En este recorrido y dependiendo de la hora, es posible ver el paso de rebaños de “Capra hispánica” en pequeños grupos. Desde el carril podemos dirigirnos a pie o en coche, en caso de ser “todo terreno”, a la divisoria de aguas de Sierra Nevada, junto al pico del Almirez: desde allí, se nos ofrece una panorámica de amplios horizontes, divisándose los llanos de la Calahorra, enmarcados por la Sierra de Baza y Filabres.

Pasada la explotación minera de la “Gabiarra” (2.000 m.) seguimos el carril de la derecha, señalizado, por el que iniciábamos el descenso en dirección a Laujar, pudiendo realizar unas paradas en los viveros de “Cerecillos” y “Monterrey”, donde existen sendos refugios forestales que se pueden utilizar tras solicitar permiso a la Agencia de Medio Ambiente. Finalmente, se llega a través del nacimiento del río Andarax, al pueblo de Laujar, donde se puede realizar el almuerzo o pasar la noche.

 

RECOMENDACIONES

 

– Se aconseja el uso de calzado y prendas de abrigo adecuados en los meses de invierno por las bajas temperaturas.

– Las espléndidas panorámicas divisadas desde las altas cumbres nevadas exigen el uso de cámara fotográfica.

– Debido a su clara vocación forestal, se advierte el alto riesgo de incendio y, por ello, la máxima prudencia.

– La existencia de yacimientos mineros (hierro, cobre, etc.) permite la recolección de muestras. Es conveniente llevar martillo de geólogo.

– La singular presencia de la “Capra hispánica”, aconseja el uso de prismáticos.

– La riqueza piscícola en las aguas fluviales del espacio, posibilita la práctica de la pesca.

– Los amantes de la buena mesa tienen ocasión de degustar la cocina tradicional alpujarreña.